El tabaquismo es reconocido como un problema de Salud Pública. Es una de las causas más frecuentes de muertes evitables e invalidez. Enfermedad crónica sistémica, pertenece al grupo de las adicciones, que en este caso es provocada principalmente por la nicotina.

Las campañas de difusión insisten en explicar de varios modos que

  • El fumar, produce varias enfermedades: cáncer, bronquitis, enfisema pulmonar, epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), enfermedades cardiovasculares, etc.
  • Fumar un solo cigarrillo, eleva el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la presión arterial, produce una irritación en las vías respiratorias, tos, etc. Disminuye la capacidad pulmonar, produce mayor cansancio y menor resistencia al ejercicio físico.
  • Su consumo es legal aunque puede matar al consumidor frecuente. La exposición al humo es perjudicial, tanto para los fumadores activos como para los pasivos.

Pero, a pesar de las estadísticas y de los numerosos avisos sobre su peligrosidad, muchísimas personas (adultos, adolescentes y niños)lo siguen consumiendo. Así que quizás sea bueno saber que hay muchas posibilidades de tratamiento para dejarlo, una de las últimas es bastante polémica: el cigarrillo electrónico.



Generalmente es alrededor de los 15 años que se comienza con el hábito de fumar, por diversas razones. Una de ellas, que en el círculo social al cual se quiere pertenecer exija eso de la propia imagen y que, entonces, el gesto de fumar genere una falsa sensación de seguridad. Esto empieza como algo inocente, un pasatiempo; pero luego poco a poco, se convierte en una necesidad. Mientras el hábito aumenta, el cuerpo se deteriora , luego la costumbre se generaliza, se convierte en algo cotidiano, sin control alguno. Este vicio, se suma a los problemas que enfrenta el adolescente, ya sean familiares o escolares; así el estrés aumenta y con él , circularmente, las ganas de fumar. A los 20 o 30 años la situación empeora y ya se puede notar en las habilidades físicas del individuo. Una solución es la medicina: actualmente, hay tratamientos para ayudar a la gente a dejar este vicio. Obviamente se necesita de la voluntad de la persona, un grupo de contención y la supervisión médica.

Entrevistamos no sin asombro asombro a una mujer, profesional ella y que trabaja con éxito; de 48 años, fuma desde los 13. Su padre murió de cáncer de pulmón y de laringe debido al cigarrillo. Comenzó a fumar desde muy temprana edad, y sus padres la consentían, aún delante de ellxs y en su propia casa. Su grupo de amigas también fumaba desde adolescentes; era una forma de pertenecer al grupo, de aparentar más edad, de estar más segura. Intentó dejar de fumar muchísimas veces, sin conseguirlo. Paga más caro su seguro de vida, por su condición de fumadora y también tiene problemas de salud. En su trabajo fomentaron por medio de cursos, charlas, beneficios en medicación, etc. que abandonara el hábito, y aún no puede dejarlo. Como trabaja en una oficina libre de humo, debe bajar a la calle y salir del edificio, pero aún así, no logra controlar el vicio.

Si bien su hábito comenzó hace muchos años tuvo que adaptarse a las nuevas pautas que impone la sociedad: no fumar en espacios públicos, ni en medios de transporte. Esto se trasladó a las casas de familias donde se respeta también a los no fumadores (ayudándolos así a no ser fumadores pasivos) y en general, a todos los ámbitos, desde que hay mucha más conciencia del daño que produce el tabaco. Con todo, las últimas estadísticas en nuestro país demuestran que el consumo aumentó alrededor de un 30%.

Los fumadores siguen reclamando su derecho a fumar, por eso en algunos espacios públicos se destinaron lugares especiales para esto. El tabaco es una droga socialmente aceptada y de uso legal de la cual cada vez hay más conciencia de los daños que provoca pero que cada uno es libre para consumirla o no.